En la tercera jornada del Premio de Composición Casa de las Américas fue presentado el número 28 de Boletín Música, que inicia los festejos por sus cuarenta años de circulación

por Gisell Pupo Cardoso, estudiante de Musicología

La tercera jornada del Premio de Composición Casa de las Américas se trasladó en el día de ayer a la Universidad de las Artes para compartir el Taller de Composición e Interpretación con los estudiantes del Instituto. La sección de la mañana se inició con una rápida, pero sustanciosa panorámica sobre la música electroacústica en Cuba y sus principales exponentes.

La compositora y profesora del ISA, Sigried Macías, fue la coordinadora y guía de este viaje que se trasladó desde la etapa pionera de Juan Blanco y Carlos Fariñas, con toda una pléyade de discípulos, hasta las nuevas producciones audiovisuales.

La muestra de audiciones seleccionadas por la exponente fue diversa y abarcadora. El público transitaba de un contexto popular en El segundo del Compay eterno de Mónica O´Reilly, a una escucha de sutilezas en Las sombras no abandonan, de Roberto Valera.

Luego de un primer momento histórico se pasó a las actividades prácticas que los talleristas aprovecharon con la grabación de algunos instrumentos musicales (piano y viola) para confeccionar un banco de sonido que será utilizado en las creaciones que próximamente presentarán los jóvenes compositores en la sección final del taller, el viernes en la tarde.

Posteriormente, el público se trasladó a la Sala Villena de la UNEAC para asistir al lanzamiento digital del número 28 de Boletín Música, que, como afirman sus realizadoras, es una revista-aniversario porque a partir de esta entrega se iniciarán los festejos por sus cuarenta años de circulación.

En esta ocasión, la publicación se dedicó a Argeliers León, visto desde sus diferentes facetas como analista, crítico y partícipe de la creación y redacción de la primera etapa de la revista. El material fue elaborado con la colaboración de Grisel Hernández, musicóloga que actualmente investiga sobre esta figura tan importante para la musicología cubana.

En el apartado de Comentarios, Layda Ferrando y Carmen Souto llevaron a cabo una interesante recopilación de la información registrada en la primera etapa de la revista en sus secciones Nuevas obras de compositores cubanos y Notas, en estrecha relación con los fondos de la Colección de Música de la Casa de las Américas. Las investigadoras se sirvieron, no solo de la partitura, sino de los catálogos de obras, cartas, programas, comentarios y criterios que han quedado registrados en Casa.

Tiempo después, para la coordinación de la segunda sección de taller, se encontraba el maestro Guido López-Gavilán.

Algunos compositores de la actual generación presentaron sus obras al público y compartieron criterios y experiencias ocultas que encierra la obra musical, más allá de lo sonoro. Los estilos variaron del jazz al pentafonismo y de igual manera a la relación música-artes plásticas. Guido felicitó, aconsejó y aportó ideas a las composiciones de los neófitos.

Finalizada la sesión del Taller en la UNEAC, fuimos a la Casa de las Américas para ser partícipes del habitual espacio Viaje a la guitarra.

En esta ocasión se presentó un repertorio amplio de compositores latinoamericanos y cubanos donde se incluía una obra del boliviano Cergio Prudencio ―jurado de esta edición―, y otras de Leo Brouwer, Alberto Ginastera, Héctor Angulo, Marlos Nobre y Carlos Fariñas, entre otros.

Los músicos, intérpretes muy jóvenes pero con muy alto desenvolvimiento técnico y expresivo, acercaron al público a las creaciones para este instrumento desde múltiples estéticas. El concierto se estructuró según las agrupaciones que intervinieron, solistas y dúos.

Para finalizar la jornada del miércoles, la Casa se despidió con «Hasta Alicia baila», de Eduardo Martín, conga guitarrera, que se llevaron bailando y canturreando los compositores que en el día de ayer fueron convocados y provocados pero que quizás hoy, o mañana, sean los manifestados.

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